La caza de elefantes en Tanzania se encuentra restringida y controlada desde hace años. Sin embargo, las autoridades no dan abasto con el accionar de los cazadores furtivos, por lo que las restricciones sólo tienen efecto para aquellos que solicitan los permisos de caza en forma legal. La cantidad de estas licencias sin embargo debió ser recortada a la mitad parta permitir que la cantidad de elefantes aumente ya que han venido siendo cazados y matados en un número mayor al deseado.

El gobierno permitió la caza furtiva durante demasiado tiempo. Algunos dicen que no fue de manera premeditada. Otros dicen que no fue así, sino que los cazadores contaron con la complacencia o la inacción del gobierno. Los movimientos conservacionistas son los principales denunciantes de esta situación. La presión de los movimientos radicados en el exterior es aún mayor que la de los conservacionistas locales. Las imágenes del Rey Juan Carlos de España propagadas meses atrás son una muestra del repudio que esta ominosa actividad despierta en el mundo. La antipatía que la muerte de estos exóticos provoca es innegable.

Aquellos que se preocupan por la suerte de los elefantes aceptan que el recorte de permisos de caza es una medida importante, pero sostienen que el objetivo es terminar con la caza por completo, tanto la legal como la ilegal. También aseguran que nadie se hace responsable de las muertes ya producidas y ningún funcionario fue llevado aún a juicio a pesar de las denuncias y el conocimiento que la opinión pública tiene de esta cuestión.

Los grupos defensores de los elefantes y otras especies en peligro sostienen que aquellos que proponer seguir permitiendo la caza indiscriminada serán en breve cazados por la opinión pública. Más allá de la medida tomada por el gobierno tanzano, se preguntan si no es en realidad la prohibición por parte de los EEUU de importar trofeos de Tanzania la que redujo de manera efectiva la concesión de permisos de caza de elefantes por parte del gobierno.

Vía: E Turbo News
Imagen: Way Away